Fiestas de Santa Eulalia en Barcelona

El 12 de febrero se celebran las fiestas de Santa Eulalia, copatrona de Barcelona junto a la Mercè desde 1868. Es un dicho popular que por las fiestas de La Mercè suele llover en la ciudad, debido a que Eulalia llora por que los barceloneses ya no se acuerdan de ella. Sin embargo, como veremos a continuación, la joven Santa sigue aún muy presente.

Los orígenes de Santa Eulalia se remontan a la época del emperador romano Diocleciano en el siglo III d.C. Aunque, en este caso, la leyenda y la historia se entremezclan de tal manera que no podemos separar la verdad de lo inventado, sobre todo teniendo en cuenta que existió con anterioridad otra Santa Eulalia en Mérida con las mismas características.

La Eulalia de Barcino era una jovencita que vivió en lo que actualmente es Sarriá y que, tras la aparición de un ángel, dirigió sus pasos hacia la fe cristiana. Lo que sí está comprobado es que en esa época los cristianos eran perseguidos y ajusticiados. El prefecto Publio Daciano, gobernador de la Bética, era quien, supuestamente, se encargaba de aplastar esa moderna religión monoteísta. Santa Eulalia, que era hermosa, tenía además el don de la elocuencia (etimológicamente Eulalia significa bienhablada). Al presentarse ante Daciano éste la obligó a abdicar de su religión y acoger la del Imperio. Pero la Santa se negó, arrojando un puñado de tierra en el templo de Augusto.

Esto también ocurrió hace mucho tiempo

Así que fue inmediatamente encarcelada. En la calle “Arc de Santa Eulalia” podemos observar una hornacina con su imagen y una inscripción que hace referencia a ese lugar como en el que fue recluida.

y ahí empezaron sus torturas.

Tantos tormentos como años tenía: 13. Fue azotada, desgarrada, abrasada, mutilada, picada, abrasionada, humillada, quemada…

También la introdujeron desnuda en un tonel relleno de cristales y clavos y arrojada por una pendiente en los límites de la ciudad, donde hoy en día lleva el nombre de “Baixada de Santa Eulalia”. Trece veces la hicieron rodar.

Como que tras cada suplicio ella contestaba negando con la cabeza y diciendo: “no, así no”, finalmente la llevaron desnuda en un carromato hasta la plaza del Pedró. Lugar donde fue crucificada hasta la muerte. En mitad de la plaza encontramos una fuente coronada por la imagen de la mártir.

Se muestra a una chica que aparenta mayor edad y que sostiene una pluma, como otros mártires, y una cruz en forma de aspa. Fue colgada desnuda y en una posición indecorosa, pero entonces empezó a nevar hasta que la nieve cubrió su cuerpo a resguardo de las miradas lascivas.

Waterhouse

Dicen que de su boca salió una paloma blanca: su alma.

El paradero de los restos de la Santa fueron escondidos durante mucho tiempo para que los musulmanes no los encontraran. Hasta que finalmente, tras la reconquista, fueron descubiertos en Santa Maria de las Arenas, donde actualmente se encuentra Santa Maria del Mar.

De ahí fueron llevados en procesión hacia la Catedral, pero cuando entraban en la ciudad el sarcófago se hizo tan pesando que se hizo imposible levantarlo. Pidieron que ante ese hecho sobrenatural Dios enviara alguna señal, y lo que ocurrió es que apareció un ángel que señaló a uno de los feligreses. Este reconoció que había cogido un dedo del pie de la Santa. Para comprobar que realmente pertenecía a la mártir lo quemaron, pero el dedo soportó las llamas. Cuando lo repusieron fue posible volver a levantar el féretro. Desde entonces ese lugar se conoce como Plaça del Àngel y una estatua recuerda ese momento.

Es una réplica del original

Una vez en la Catedral sus restos reposaron en la Cripta por lo que la Catedral de la Santa Creu está consagrada a Santa Eulalia.

En el atrio encontramos 13 ocas que nos recuerdan los 13 años de Santa Eulalia.

Y aunque debido a que las fechas de las fiestas de Santa Eulalia no son tan apropiadas como las de La Mercè, si te acercas al “casc antic” podrás disfrutar del ambiente de estos días.