Desde agosto de 2016 milerenda es también veggilerenda.
Hacía 17 años que había decidido hacerme vegetariano, pero seguía consumiendo huevos, miel, leche y sus derivados.
En agosto de 2016, por fin decidí dar un paso hacia adelante y hacerme vegano. Mucho, había tardado demasiado tiempo en darme cuenta de que no tenía sentido ser ovolactovegetariano si el principal motivo por el que había renunciado a comer carne y pescado era por no perjudicar a los animales.
El veganismo es mucho más que una dieta. Al declararme vegano lo que manifiesto es que voy a poner en práctica un estilo de vida basado en el respeto hacia los animales. Por ello me abstendré de consumir productos y servicios de origen animal debido a que en todos los casos conlleva la explotación de seres sintientes que tienen derecho a la vida y a la libertad. Esto incluye, además de la alimentación (tanto el consumo directo como por alguno de sus ingredientes); evitar la vestimenta y los accesorios como pieles, plumas, cueros; entretenimientos y espectáculos como circos que usen animales, zoológicos, acuarios; labores como la tracción animal; transporte con caballos, burros, camellos; productos cosméticos y de higiene personal que contengan componentes animales o que testeen con ellos; tráfico, compra y venta de animales exóticos, cachorros; fiestas populares en las que se utilicen animales como tauromaquia, rodeos, encierros…
Ahora que he dado este paso me gustaría dejar constancia de todas aquellas experiencias y conocimientos que vaya adquiriendo gracias a este nuevo estilo de vida y que puedan ayudar a otros a decidirse también. Si entre todos nos facilitamos la determinación de cambiar hacia el veganismo cada vez seremos más los que pensemos que la única forma ética de vivir es aquella que no utiliza a los animales para su beneficio. Si fuera así, todos saldríamos ganando, pero sobre todo «ellos» saldrían ganando.